Países en vía de desarrollo como Colombia deben superar una gran cantidad de obstáculos en su larga lucha por vencer la pobreza. Uno de ellos es lograr una mayor democratización de servicios básicos que impulsan la competitividad y productividad de los ciudadanos, entre ellos los servicios financieros. Es más, el acceso al sistema financiero es uno de los principales indicadores de qué tantas oportunidades una sociedad realmente genera para que sus ciudadanos produzcan mayor riqueza. Por eso, en 2014 el gobierno de Colombia, a través de la ley 1735 de ese año, se inventó las Sedpe, cuyo nombre completo es Sociedades Especializadas en Depósitos y Pagos Electrónicos.

Las Sedpes fueron concebidas para generar mayor acceso a servicios financieros para todos los colombianos, algo que se conoce como inclusión financiera. No debe confundirse la bancarización con la inclusión financiera, pues la primera hace solo referencia a que las personas tengan acceso a un producto bancario mientras la segunda habla de qué tan protagónico es el sistema financiero en general en la vida de las personas. Las Sedpe tienen como principal meta impulsar la inclusión financiera, como se ve claramente si se analizan sus ventajas y limitaciones en comparación con otros actores del sistema financiero.

Empecemos mirando las ventajas. Primero, las Sedpes son entidades vigiladas y reguladas por la Superintendencia Financiera de Colombia, el órgano gubernamental que está encargado de velar por el correcto funcionamiento del sistema financiero del país. Esta vigilancia les da total tranquilidad a los colombianos de que las Sedpes deben cumplir con los más altos estándares de seguridad y calidad, y que el gobierno las monitorea constantemente para garantizar su adecuado funcionamiento con el fin de prevenir cualquier tipo de abusos.

Esta vigilancia es trascendental porque las Sedpes, como su nombre lo indica, pueden recibir depósitos de las personas, es decir que pueden realizar lo que se conoce como captación masiva de recursos del público, una actividad económica delicadísima pues históricamente Colombia ha visto captaciones masivas ilegales convertirse en escándalos criminales con efectos tenebrosos sobre miles de personas, como fue el caso de DMG. Además, por ser vigiladas, las Sedpes hacen parte de Fogafin, lo cual significa que el gobierno nacional asegura los depósitos de todos los clientes de las Sedpes por hasta $50’000.000 por cuenta en caso de que la Sedpe llegara a entrar en liquidación o estar insolvente por cualquier motivo.

Otra gran ventaja que tienen las Sedpes está en el lado de los pagos y transferencias. Toda cuenta Sedpe tiene una exención del gravamen al movimiento financiero (el impuesto conocido como 4×1000). Esta exención tiene un límite mensual de 65 unidades de valor tributario (UVTs). Pueden ser debitados libremente de la cuenta sin pagar este tributo, lo cual ayuda a que las personas hagan parte del sistema financiero sin tener que incurrir en costos fiscales como sí pasa en otro tipo de productos financieros. Este número sube anualmente de forma automática según el ajuste que haga el gobierno al valor de la UVT con base en la inflación y otros factores macroeconómicos.

Por otro lado, las Sedpes tienen unos limitantes que ayudan a garantizar que, si bien impulsan la inclusión financiera, no pongan en riesgo al sistema general en ningún momento. Primero, a diferencia de los bancos y otras entidades que tienen la posibilidad de captar dinero, las Sedpes no pueden realizar préstamos, es decir que no pueden colocar el dinero que captan con el fin de ganar plata a través del cobro de intereses. Esta limitante implica que las Sedpes solo pueden poner el dinero que captan en los llamados depósitos a la vista, es decir cuentas de ahorro de establecimientos de crédito (bancos) o en el Banco de la República. En otras palabras, las Sedpes no pueden jugar con el dinero de sus ahorradores.

Otra limitante es que los clientes de las Sedpes no tienen que ser sujeto de todo el trámite de vinculación tradicional, conocido por ser dispendioso y traumático, siempre y cuando su saldo y los débitos que realicen de su cuenta en un mes calendario no superen los tres salarios mínimos legales mensuales vigentes. Eso les permite a las personas probar y meterse en el sistema financiero sin mayor fricción, pero al mismo tiempo protege al resto del sistema financiero de que entren individuos que busquen realizar actividades ilícitas capaces de contaminar a otras entidades, como el lavado de activos y la financiación del terrorismo.

Sin embargo, esta última limitante no es absoluta. Las personas, tanto naturales como jurídicas, pueden sobrepasar el límite de los tres salarios mínimos siempre y cuando surtan un proceso de vinculación completo, conocido en la regulación como trámite ordinario de apertura de cuenta (vale la pena destacar que las personas jurídicas siempre deben vincularse a través del trámite ordinario). Si dicho trámite es surtido, no le aplica ningún límite a la cuenta y el cliente puede mover y depositar cualquier cantidad de dinero que desee. Sin embargo, el beneficio de la exención del impuesto del 4×1000 sigue teniendo como máximo 65 UVTs al mes en débitos y solo aplica para personas naturales. Las personas jurídicas siempre están sujetas a este tributo.

Las Sedpes son entonces el fruto más ambicioso en muchos años para impulsar la inclusión financiera acabando con muchos de los costos y procesos tediosos que han marginado a una gran parte de la población colombiana durante décadas, sin dejar a un lado la vigilancia y regulación estricta que hacen que posible que estas entidades puedan operar sin convertirse en un riesgo sistémico capaz de contagiar a otras entidades financieras

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